Por: Sofía Cordova

El clima de violencia en el estado se ha incrementado durante el último mes, situación que lleva ya algunos años causando una extensa serie de consecuencias en todo el país, que deterioran y atentan contra la vida de la población.

El tipo de expresiones en torno a los sucesos causados por la presencia del crimen oganizado y la estrategia implementada por el gobierno, son diversos, pero particularmente, dentro de esta complejidad de situaciones resultado de esta guerra, se encuentra el tema de los “levantones”, es decir, las desapariciones forzadas.

Poco se sabe sobre el total de desaparecidas y desaparecidos, esto es resultado de múltiples factores, entre los que se encuentran el temor a la denuncia por parte de los familiares y la manipulación de las cifras oficiales.

La tendencia a invisibilizar y peor aún, a minimizar estos hechos, tanto las muertes que la guerra ha cobrado y los levantones, ha sido una constante durante los últimos años; un ejemplo claro fue la masacre en Villas de Salvárcar y la declaración inicial de las autoridades en la que se tildaba de pandilleros a las víctimas.

La sociedad no se dejó e hizo evidente el dolor y frustración acrecentado por tales afirmaciones, pues el gobierno puso de manifiesto esta tendencia irracional de minimizar los acontecimientos al ligar las muertes con ajustes de cuentas, al decir, al querer que la ciudadanía suponga, que las víctimas tenían algún tipo de relación con pandillas o actividades delictivas, ocurre lo mismo con las desapariciones forzadas.

El sector juvenil ha salido muy mal librado frente a estas estigmatizaciones, por una parte, las y los jóvenes son un grupo que se encuentra en condiciones de mayor vulnerabilidad frente a las redes del crimen organizado, que vuelve complejo el escenario, y por otra parte también es un sector al que históricamente se le han asignado estereotipos que pasan por encima de los derechos humanos.

Ojo Ambulante está en contra de estos procesos de estigmatización hacia la población joven, y parte de la premisa de que ninguna muerte ni desaparición es justificable, pero tampoco que se intente minimizarlas con argumentos que estigmatizan y reducen los hechos a ajustes de cuentas.

¿Cuántas personas víctimas de desaparición forzada son jóvenes, y adolescentes? ¿Por cuánto tiempo más estará presente esta práctica deleznable? ¿Por cuánto tiempo más seguiremos escuchando el argumento de que las víctimas de los “levantones” están o estaban inmiscuidos en actividades criminales?

Los llamados “levantones” son una secuela sexenal y una muestra de la intolerancia gubernamental ante una situación dolorosa que atenta contra la vida y dignidad humana. Este observatorio, rechaza y reprueba estos hechos.