Por: María Concepción Sánchez

Está por concluir el diagnóstico de necesidades en los planteles participantes del Programa Construye T. La utilidad del diagnóstico, como en cualquier otro proceso, cobra sentido en la medida en que sirve para conocer la realidad, contextualizarla, planear y programar de acuerdo con ella. “Conocer para actuar” es uno de los principios fundamentales del diagnóstico.

Para la obtención de información se utiliza la estrategia de grupos de enfoque con jóvenes, docentes y personal administrativo y familiares. Con ellos se pretende identificar y jerarquizar las problemáticas más apremiantes de las y los jóvenes que darán origen al Plan de Acción Escolar.

Algo que ha llamado la atención en el acompañamiento de este proceso es que en casi la totalidad de los planteles, hay la sensación de miedo que los señalamientos que hacen sobre esto las y los jóvenes, manifiestan que existe un ambiente de inquietud en el que las riñas y el acoso es moneda corriente.

Les preocupa que algunos jóvenes, compañeros suyos, han entrado a la filas de las delincuencia, son miembros de pandillas, lo que repercute en choques que añaden tensión al ambiente escolar. Otro punto es la inseguridad externa y manifiestan su ira por la sensación de inutilidad para revertir el proceso que los reduce a espectadores y posible blanco de la violencia.

Ante esta preocupante situación la pregunta obligada sería: desde el Programa Construye T¿Cómo puede abordarse la problemática? ¿Qué estrategias podrán implementar los Comités Escolares?

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