Ciudadanía activa: otras formas de participar
Por: Educación y Ciudadanía A.C. (Educiac)
Como ciudadanía aspiraremos a que nuestra participación trascienda las fronteras electorales
Los derechos políticos son reconocidos por la constitución mexicana a los y las ciudadanas, entre ellos se encuentran: votar, ser votada/o, y el poder participar en asuntos públicos. La participación ciudadana es el involucramiento en las decisiones del gobierno de su ciudad o país, es decir, la transmisión de ideas y propuestas para contribuir a mejorar la política y la gestión de los asuntos públicos. Esto se logra a partir de nuestro interés en los problemas que directa o indirectamente nos afectan, aportando experiencias, aprendizajes, inquietudes y soluciones.
Existen diferentes espacios y formas para ejercer nuestra participación, que a su vez pueden tener distintos niveles de influencia y éxito. Una forma de participación básica, de tipo informativo la vemos en distintos procesos donde la ciudadanía participa en mecanismos de opinión o consulta, de manera que las autoridades y las/os servidores públicos, cuenten con información para elaborar programas y tomar decisiones. Este tipo de mecanismos de participación son, por ejemplo, los buzones ciudadanos, las consultas públicas a través de internet, o a través de foros de consulta, los portales de información y transparencia gubernamental en internet, así como consejos consultivos no obligatorios para órganos de gobierno.
A su vez, encontramos otras formas de participación que implican directamente a la ciudadanía en procesos de toma de decisiones, por lo que se cuenta con mayor espacio para proponer alternativas de solución. Regularmente este tipo de mecanismos son obligatorios para las autoridades y su puesta en funcionamiento, tienen un carácter vinculante. En estas formas de participación, se encuentran, las juntas vecinales, los mecanismos de democracia directa y control político (como el referéndum y el plebiscito), así como organismos públicos autónomos como los consejos o institutos electorales, los organismos de transparencia, y las comisiones estatales de derechos humanos.
Finalmente, podemos identificar una forma de participación ciudadana que se podría conceptualizar como contraloría social. Hablamos de mecanismos donde, idealmente, las instituciones impulsan acciones para que la ciudadanía participe en procesos de vigilancia y seguimiento a la rendición de cuentas. Así, las personas beneficiarias directas de programas sociales, organizaciones de la sociedad civil, o ciudadanía en general, vigilan la implementación de programas o proyectos públicos, para asegurar que las metas y objetivos sean cumplidos con base en lo establecido. Las formas de participación ciudadana enlistadas, así como sus mecanismos, implican trabajo, preparación, y la puesta en acción de distintos tipos de capitales.
El concepto de ciudadanía, en teoría, nos hace iguales dentro de la vida democrática en México. Sin embargo, no hay que perder de vista que el país y nuestro estado, son diversos, por lo que, nuestras formas de vida y de participación, están atravesadas por procesos de desigualdad social, racialización, género, edad, contextos socioeconómicos, y otros elementos como las afectaciones de la COVID-19 que también deben ser tomados en cuenta al momento de pensar en nuestras posibilidades de participación ciudadana, así como el ejercicio de nuestros derechos políticos.
A propósito de nuestro contexto actual, el espacio más común para ejercer estos derechos políticos, son los procesos electorales, pero ¿qué tan bien lo hacemos? ¿conocemos a las personas que aparecen en las boletas? ¿conocemos sus propuestas? ¿sabemos si conocen los problemas que afectan diferencialmente a la ciudadanía? La participación en el terreno electoral ha sido acaparada por los partidos políticos, a pesar de que existan candidaturas independientes. De manera que, incluso para pensar en la forma más simple de participación ciudadana, como es el ejercicio del voto, debemos asumir un posicionamiento crítico, informado, y responsable, con relación a la persona en quién depositamos nuestra confianza como potencial representante público. El involucramiento activo y el acceso a toda clase de información relacionada a estos procesos son importantes para garantizar un voto libre e informado.
Como ciudadanía debemos aspirar a que nuestra participación trascienda las fronteras electorales, votar y ser votada/o es un aporte individual a la democracia, pero no es la única forma de ser parte de las soluciones, es fundamental involucrarse de los asuntos y decisiones públicas y el hacerlo desde la colectividad resulta ideal, para favorecer la transparencia y la rendición de cuentas, pero sobre todo para amplificar el impacto de nuestras acciones en la construcción de entornos realmente democráticos, donde quepamos todas y todos, y en donde nuestros derechos sean garantizados y ejercidos plenamente.